domingo, 18 de diciembre de 2011

Tortugas



Tortugas


Las tortugas son caracterizadas por tener un tronco ancho y corto, y un caparazón que protege los órganos internos de su cuerpo. De su caparazón salen, por delante, la cabeza y las patas anteriores, y por detrás, las patas posteriores y la cola.

Características
La característica más importante del esqueleto de las tortugas es que una gran parte de su columna vertebral está soldada a la parte dorsal del caparazón. El esqueleto hace que la respiración sea imposible por movimiento de la caja torácica; se realiza principalmente por la contracción de los músculos abdominales modificados que funcionan de modo análogo al diafragma de los mamíferos y por movimientos de bombeo de la faringe.
El cráneo presenta características de un gran primitivismo. Aunque carecen de dientes, tienen un pico córneo que recubre su mandíbula, parecido al pico de las aves.
Al igual que todos los reptiles, las tortugas son animales ectotérmicos, lo que significa que su actividad metabólica depende de la temperatura externa o ambiental.
Las tortugas mudan la piel; sin embargo, a diferencia de los lagartos y serpientes, lo hacen poco a poco. También mudan los escudos del caparazón, individualmente y aparentemente sin un orden determinado.
Caparazón
El caparazón consta de dos regiones:
  • Espaldar: es la parte superior (también llamado "caparazón");
  •  está constituido por cinco hileras de placas; la central o neural,
  •  en posición media, flanqueada a cada lado por las hileras costales,
  •  que, a su vez están flanqueadas por las hileras marginales.
  • Plastrón: es la parte inferior (también llamado "peto").
Los caparazones de las tortugas están compuestos por gruesas 
placas óseas internas, que son osificaciones de la dermis que se sueldan
 a las vértebras y a las costillas; son una excepción las especies de la
 familia Trionychidae, en las que dichas placas están reducidas o rica
 en calcio. Sobre estas placas óseas, viene uno de los siguientes
 revestimientos:
  • Piel especialmente consistente, casi coriácea (parecida al cuero).
  • Placas córneas de queratina, comparables a las escamas de los
  •  demás reptiles.
  • Escudos óseos cubiertos por una fina capa córnea ligeramente 
  • calcificada (sólo en el caso de las tortugas terrestres).
Las tortugas que presentan revestimiento cutáneo son las tortugas de
 caparazón blando (familia Trionychidae) y la tortuga nariz de cerdo
 (Carettochelys insculpata). También la tortuga marina laúd
 (Dermochelys coriacea) tiene revestimiento cutáneo pero fortalecido
 con numerosas láminas óseas pequeñas.
El resto de las tortugas tiene un caparazón formado por placas
 óseas con revestimiento de escudos queratinosos. Dichas 
placas no coinciden en número, posición ni tamaño con los escudos,
 y esto es lo que proporciona rigidez y solidez a ese tipo de caparazón.
Las tortugas no pueden quitarse el caparazón, tal como se muestra en
 algunos dibujos animados, porque la columna vertebral y las costillas están
 soldadas a éste. La estructura, forma y colorido del caparazón de las 
tortugas varía de una especie a otra.
Biología y ecología
El metabolismo de las tortugas es muy lento y, las especies acuáticas, pueden permanecer sin respirar durante mucho tiempo. En climas templados todas las especies hibernan regularmente.
La reproducción es ovípara y la incubación se realiza en nidos que ellas mismas excavan en la tierra, en donde el calor necesario es aportado por irradiación solar. Un caso especial es la primitiva tortuga terrestre asiática Manouria emys, que construye un nido de aproximadamente 50 cm de altura a base de tierra y hojas.
Es proverbial la extrema longevidad de las tortugas. Una de las tortugas que se conoce que vivió más es una tortuga de las Galápagos de Charles Darwin llamada Harriet; nació en 1830 y murió el 25 de junio de 2006 (vivió 175 años).
Hay tortugas de hábitat terrestre, marino y de agua dulce. También existen gran cantidad de especies con hábitats semi-acuáticos: pasan una parte del tiempo en tierra firme y otra parte en agua dulce. Las de hábitat terrestre presentan dedos libres, mientras que las de los hábitats acuáticos tienen las extremidades transformadas en aletas o bien los dedos unidos por una membrana.


                                                        Harriet, una tortuga de las Galápagos

Origen y evolución
A principios del periodo Triásico, hace 260 millones de años, apareció Captorhinus, un reptil de aproximadamente 60 cm de largo. Este pequeño animal fue el primer reptil en poseer un caparazón que cubría su tórax, órganos, y sus costillas. Esto hizo posible que algunos animales, como la tortugas, desarrollaran un caparazón de hueso. La tortuga más antigua que se conoce es Odontochelys, que vivió en Asia meridional en el Triásico, hace 220 millones de años, lo que supone que las tortugas sea uno de los grupos de reptiles más antiguos y, por supuesto, mucho más antiguos que los lagartos y serpientes. Era acuática, y poseía un plastrón bien definido, pero el espaldar era primitivo. La siguiente tortuga fue Proganochelys (antes Triasssochelys), que vivió en el Triásico superior de Eurasia hace unos 210 millones de años. Era una tortuga primitiva, con un caparazón parecido al de las especies actuales, pero poseía aún dientes en el paladar; la cabeza, cola y patas no podían retraerse dentro del caparazón, pero estaban protegidas por espinas.
Originalmente, las tortugas eran terrestres; 100 millones de años después de su aparición, algunas evolucionaron para ser acuáticas y 50 millones después evolucionaron para ser marinas. Se puede decir que las tortugas marinas evolucionaron de líneas de descendientes por más de 80 millones de años.


Clasificación 
Las tortugas se subdividen en cuatro subórdenes, dos de ellos extintos:
Suborden Cryptodira
Familia Chelydridae
Familia Meiolaniidae
Superfamilia Chelonioidea
Familia Protostegidae
Familia Thalassemyidae
Familia Toxochelyidae
Familia Cheloniidae
Familia Dermochelyidae
Superfamilia Kinosternoidea
Familia Dermatemydidae
Familia Kinosternidae
Familia Platysternidae
Superfamilia Testudinoidea
Familia Haichemydidae
Familia Lindholmemydidae
Familia Sinochelyidae
Familia Emydidae
Familia Geoemydidae
Familia Testudinidae
Superfamilia Trionychoidea
Familia Adocidae
Familia Carettochelyidae
Familia Trionychidae
Suborden Pleurodira
Familia Araripemydidae
Familia Proterochersidae
Familia Chelidae
Superfamilia Pelomedusoidea
Familia Bothremydidae
Familia Pelomedusidae
Familia Podocnemididae
Suborden Paracryptodira
Suborden Proganochelydia

Enfermedades

¿Mi tortuga está enferma?

La gran mayoría de males que son capaces de dañar la salud de nuestra tortuga están asociados con una mala calidad del agua, la falta de una luz apropiada para su bronceado y las carencias en la alimentación.
 Hay una serie de síntomas que te llevarán a sospechar a cerca de una posible enfermedad en tu tortuga. El catálogo de señales abarca desde el hinchazón en los ojos hasta la negativa a probar bocado, pasando por un cambio brusco en su comportamiento, ataques de tos o estornudos, diarrea, manchas blancas en su caparazón, etc. En este sentido, resulta de vital importancia que, ante cualquier indicio, los primeros pasos que hay que seguir es controlar la temperatura del agua, mantenerla siempre muy limpia y ofrecerle diferentes tipos de comida, observando si los excrementos son anormales.

La infección ocular

Es uno de los achaques más comunes que afecta a las tortugas. Si el animal mantiene los ojos cerrados o se ven hinchados, al tiempo que nos percatamos de una falta de apetito, entonces es casi seguro que nuestro reptil sufra una infección ocular. Generalmente, esta patología encuentra su razón de ser en el agua sucia o en la falta de vitamina A. La mejor respuesta es limpiarle los ojos dos veces al día con una solución que contenga un 3% de ácido bórico y un 97% de agua destilada, o bien una mezcla de agua con sal.
tortuga   tortuga
Es más que probable que no acepte de buen grado este remedio y, por ello, hay que tratar de abrirle los ojos para que la solución acuosa penetre dentro, porque la limpieza no sirve de nada si no nos aseguramos de que el líquido entra en el ojo. Si se sospecha que la infección se debe a deficiencias de vitamina A, hay que incluirla en su comida.
 Si en cinco días no se observa ninguna mejoría, se debe acudir inmediatamente al veterinario. Se puede dar también el caso de que la infección se deba a una bacteria. En este caso sí que es absolutamente necesario acudir a un especialista desde el primer momento, ya que es necesario el uso de antibióticos.

Problemas respiratorios

Igual que el ser humano cuando se resfría, la tortuga también está expuesta a esta clase de dolencias. Las infecciones respiratorias son patologías que afectan a cualquier especie que elijamos, y sus causas son de lo más variado. Normalmente, se debe a cambios de temperatura ocasionados por corrientes de aire localizadas cerca del animal. A veces el origen está en una notable diferencia entre los grados del agua del acuario y los del ambiente, provocando que nuestra mascota se constipe. Esta amenaza está presente en cualquier época del año y, en el momento en que un animal es infectado, se puede convertir en un transmisor de la infección: es fundamental tomar medidas preventivas.
tortuga   tortuga
Los síntomas son mucosidades o líquidos que le salen de la nariz, respiración con la boca abierta, nadar inclinándose hacia un lado, falta de actividad y carencia de apetito. Para tratarlas, aumentaremos la temperatura del agua, ya que el calor refuerza el sistema inmunológico natural de la tortuga. También es conveniente mantener la habitación cerrada para evitar las corrientes.
Si la infección se encuentra ya en un estado avanzado o si vemos que después de cinco días de cuidados no se produce ninguna mejoría, habrá que acudir inmediatamente al veterinario para determinar el tratamiento adecuado para aplacar la infección, puesto que un resfriado mal curado es capaz de desencadenar una enfermedad crónica como es la pulmonía.

Trastornos estomacales

Las alteraciones que se manifiestan en el nivel intestinal responde a dos reacciones contrarias: el estreñimiento y la diarrea. El primero de estos trastornos se produce por una dieta inadecuada, pobre de sustancias o vitaminas, que disminuye considerablemente el aporte de fibra. 
En muchas ocasiones, el estreñimiento hace su aparición cuando el acuario es muy pequeño y las tortugas disponen de un espacio limitado. Para remediarlo se debe remojar al reptil en un baño de agua templada durante 30 minutos, cubriendo la parte baja del caparazón. Si este remedio casero no funciona, consultaremos al veterinario inmediatamente.
tortuga   tortuga

Por su parte, la diarrea suele estar provocada por un exceso de fruta en la dieta, por un alimento en mal estado, por una sobre alimentación, o por el suministro exclusivo de lechuga. Ante estos casos, basta con añadir a la comida un poco de alfalfa o porporcinarle a tu mascota un alimento menos hidratado.

Igualmente, esta molestia halla su causa en la suciedad del agua del acuario, pero también se puede deber a la existencia de lombrices, lo que agravaría el cuadro con los vómitos. En este supuesto, es necesario acudir al veterinario, que te dará la mejor solución. Para prevenir esta alteración estomacal, es necesario ser muy responsable en cuanto al aseo y cuidados de nuestra tortuga. Además de tener el acuario en un buen estado de limpieza, revisaremos la fecha de caducidad del alimento para estar seguros de que la comida que suministramos a nuestro amigo está en buenas condiciones.


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Tortugas Marinas




Tortugas De Agua Dulce




Tortugas Terrestres


Tortugas Terrestres Gigantes



                                                                                                                                                                   
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Manuelita la tortuga



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